PALACIO REAL – MADRID ANTIGUO

Es la visita clásica a Madrid, la que incluye la monumental  Plaza Mayor, para tras pasar por siempre concurrida Puerta del Sol, la comercial calle Arenal y la Plaza de Oriente,  llegar hasta el Palacio Real, cuya visita es más que recomendable. La Catedral de la Almudena, de entrada gratuita, completa el recorrido. 

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que se alegró del desastre fue el rey Felipe V quien, habiendo nacido en el palacio de Versalles, no consideraba el viejo alcázar digno de su refinado gusto. Aprovechando la circunstancia, decidió llamar a Filippo Juvara, el mejor arquitecto de la época, para construir el Palacio Real. Murió el arquitecto nada más empezar la obra, continuándola su discípulo Sachetti y terminándola Sabatini. Tanto arquitecto italiano, y tanto empeño versallesco, que el resultado fue un edificio grandioso de barroca concepción. El primer monarca que se instaló en el Palacio fue Carlos III en 1764, y para decorar sus estancias llamó a los dos mejores pintores de la época, Giambattista Tiepolo y Rafael Mengs, quienes hicieron de los techos del palacio su mejor lienzo. Le siguieron unos cuantos reyes más, aportando cada uno de ellos riquezas y ornamentos, que son, hoy en día, la admiración de los plebeyos turistas.

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Palacio Real, siempre a su vera. A tal honor une el de ser el patio trasero del Teatro Real, donde se dan cita las más grandes óperas y los más refinados espectáculos. Pero hubo un tiempo en que ni siquiera había plaza. El Palacio Real se había terminado en 1759 y las casas medievales se apiñaban en torno a él, sin dejarle apenas respirar ni enseñar su hermosa fachada. A partir de 1808 intervinieron urbanistas y reyes, y a fuerza de bandos y expropiaciones, se fueron derribando casas y plantando jardines. Ahora sí, ahora ya se podía respirar. El espacio abierto es de una barroca belleza al que le adornan otras esculturales virtudes, como la estatua ecuestre de Felipe IV, tan en su lugar, siempre cabalgando hacia ninguna parte. O la de los primeros reyes españoles, de tan pintorescos nombres: Ataúlfo, Eurico, Leovigildo, Wamba… Siguiendo la calle Bailén encontrará los jardines de Sabatini, con sus terrazas escalonadas, sus estanques, y sus oportunos bancos, donde podrá descansar del turismo de tanto andar, contemplando una de las mejores fachadas de Madrid.

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, de donde todos los caminos parten y a donde todos llegan. Siempre concurrida, hay una fecha donde ya no cabe nadie. Todos los 31 de diciembre la plaza se llena para contemplar al reloj que la preside dar las doce campanadas con las que se da comienzo a un nuevo año. Estalla la fiesta. La plaza, que tantas alegrías ha contemplado, también contempló grandes tragedias. Es lo que tiene ser el epicentro. El 2 de mayo de 1808 los madrileños, cansados de una invasión francesa que era pero no era, se levantaron contra las tropas napoleónicas, produciéndose una gran masacre y dando inicio a la Guerra de la Independencia. De aquellas batallas tan sólo queda una placa conmemorativa. Los edificios fueron cambiando, se amplió el espacio con el derribo de dos conventos y en 1857 se construyeron las viviendas con fachadas uniformes que le dan su característica forma semicircular actual. Incluso la puerta de las murallas situada mirando a levante que tenía un adorno que representaba un sol, y de donde tomaba el nombre la plaza, también desapareció. Lo que quedó, y queda, es mucha vida… y mucho sol.

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Plaza Mayor es la de un niño de los suburbios que, al crecer, se convirtió en señor de alta alcurnia. La plaza fue a nacer en el siglo XVI en las afueras de las murallas de Madrid, en la confluencia de los caminos de Toledo y Atocha, en un embarrado lugar donde se desecó una laguna pestilente y en la que se celebraba el «mercado del arrabal». Madrid creció, las murallas se ampliaron y el rey que le había dado la capitalidad, Felipe II, decidió que ya era hora de tener un lugar digno de su corona. Rebuscando entre las calles apretadas de la ciudad tan sólo encontró el espacio abierto que dejaba la Plaza del Arrabal, mal conformado, y repleto de los puestos del mercado. Una vez hallado, se fueron eliminando edificios, se regularizaron sus lados y se uniformaron las fachadas. Cambió de aspecto, cambió de nombre, y cambió de actividad, siendo lugar de altas recepciones y magníficos espectáculos. A veces ocurre que las decisiones de la historia, y de sus reyes, convierten a un humilde niño arrabalero en la Plaza Mayor del más extenso de los imperios.

LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA: Hay edificios Leer más

construidos para las grandes ocasiones. Y una boda real es una de ellas. Madrid pasó de la noche a la mañana, en 1561, a ser la capital de España, en detrimento de la cercana Toledo y su impresionante catedral de un gótico primoroso. Creció la ciudad, aparecieron palacios, casas nobles, avenidas, teatros… pero por ningún lado aparecía una catedral. No fue hasta ya bien entrado el siglo XIX, cuando se tomó el asunto en serio y se comenzó su construcción según un diseño de Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro, donde se impuso el estilo neoclásico en las fachadas con el fin de armonizar el conjunto con el cercano Palacio Real. Inaugurada en 1993, su puesta de largo se produjo cuando en ella se celebró la boda de los actuales Reyes de España en 2004. Para hacernos idea de la escenografía, no hay nada mejor que salir por la puerta del Palacio Real e imaginar que en la Catedral le espera su príncipe azul. Luego mire a su pareja, sonría y váyanse a tomar unas tapas con una caña, que más ventajas tiene el anonimato de los pequeños placeres que el boato de las grandes ocasiones.

METRO. ÓPERA (L2, L5, R).
AUTOBÚS. 3, 25, 39, 148.

CONSEJOS PRÁCTICO: RUTA EN AZUL  ——————————

– Es la parte más turística de Madrid, imprescindible si se visita por primera vez la ciudad. Sus calles y sus plazas suelen estar muy concurridas, y según las épocas, abarrotadas de turistas y madrileños.

-En la Plaza Mayor abundan las terrazas, y en general en todo la zona, los restaurantes y bares para ir de tapas.

-Recomendamos la visita al Palacio Real. Reserve su entrada con antelación por internet. El horario es en invierno (octubre a marzo) todos los días: 10:00 – 18:00, en verano (abril a septiembre) todos los días: 10:00 – 20:00. Cierre taquillas y acceso a Palacio una hora antes. Puede encontrar colas para entrar. La visita incluye La Real Armería. En el interior del Palacio no se pueden sacar fotos lo cual es una pena. 

-La visita a la Catedral de la Almudena es gratuita, aunque se solicita un donativo de 1€ que se destina al mantenimiento del edificio.

 

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