PLAZA MAYOR

La Plaza Mayor surge en el siglo XVI en las afueras de las murallas de Madrid, en la confluencia de los caminos de Toledo y Atocha, en un embarrado lugar donde se desecó una laguna pestilente y en la que se celebraba el «mercado del arrabal». Madrid creció, las murallas se ampliaron y el rey que le había dado la capitalidad, Felipe II, decidió que ya era hora de tener un lugar digno de su corona. Rebuscando entre las calles apretadas de la ciudad tan sólo encontró el espacio abierto que dejaba la Plaza del Arrabal, mal conformado, y repleto de los puestos del mercado. Una vez hallado, se fueron eliminando edificios, se regularizaron sus lados y se uniformaron las fachadas dando lugar al espacio que actualmente podemos contemplar.

ESTATUA DE FELIPE III

Siendo Felipe II el precursor de la Plaza Mayor, sería su hijo, Felipe III, quien le daría el impulso definitivo cuando encargó su diseño al arquitecto Juan Gómez de Mora en 1617. Se construirán dos edificios representativos enfrentados: la Casa de la Panadería y la Casa de la Carnicería. Muchos años después, la figura ecuestre de Felipe III presidirá la plaza.