La historia de esta Abadía cisterciense, de la Rioja, y también llamada de la luz, comienza tras la donación de las villas de Cañas y Canillas que hicieron Don Diego de Haro, Conde López y su esposa Aldonza Ruiz de Castro, en 1170 a las monjas del monasterio de Hayuelo y que éstas ya nunca abandonaron. Rezan y trabajan: dulces y rosarios; porcelanas decoradas… también atienden una hospedería.
La Abadía se ha ido construyendo y conformándose a través de los siglos, motivo por el cual presenta diferentes estilos arquitectónicos, los correspondientes a los tiempos en los cuales se iba desarrollando: la románica, con muy pocos vestigios, la gótica, que podría corresponder a parte de la iglesia y a la sala capitular y la posterior al siglo XVI y en la que se continúa la construcción de la nave central, quedando dos laterales sin concluir.
Los tiempos de la Reforma cisterciense, promovida por los monjes San Roberto, San Alberico y San Esteban de Hardling, abogaban por un retorno a los orígenes de la Regla de San Benito, austeridad, oración y arquitectura exenta de adornos superfluos, para favorecer la abstracción y dedicación total a la vida contemplativa y recomendaban la búsqueda de lugares apartados, propicios para la oración y dotados de suficiente agua que evitara preocupaciones al margen del rezo.
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Estos monasterios cistercienses se organizaban alrededor de un claustro. En esta abadía y en el centro, se encuentra una cruz rodeada de un jardín, al que se accede desde las cuatro galerías que distribuyen después el paso a la iglesia, cocina, sala capitular, refectorio…
El visitante puede comenzar la visita por la iglesia del monasterio, momento en el que se sentirá a la vez sorprendido y envuelto en una gran luz que entra a raudales a través de sus grandes ventanales de alabastro.
Después disfrutará de la contemplación del gran retablo renacentista obra de Andrés de Melgar y Guillén de Holanda, encargo hecho hacia 1523, por la abadesa doña Leonor de Osorio y casi con un único tema: la vida de la Virgen María desde su nacimiento hasta su muerte. En 1975 fue trasladado a los pies del templo donde se halla en la actualidad.
SALA CAPITULAR
Una portada de gran belleza, dotada de tres arcos apuntados y decorados con motivos vegetales. En su interior guarda el sepulcro de estilo gótico donde descansa desde 1262 doña Urraca López de Haro, hija de los fundadores, segunda abadesa de la comunidad y declarada Beata.
SALA DE RELIQUIAS
Diez ventanales, revestidos de piedra de alabastro y en dos alturas, ocupan el ábside y dejan paso a la hermosa luz propia de la Abadía de Cañas, A la entrada, unas vitrinas guardan las reliquias que se han ido atesorando a lo largo de los siglos. A destacar el armario relicario, del siglo XVI, de la Abadesa Leonor de Osorio.
MUSEO DE LA CILLA
En lo que fue almacén y hoy museo, se han instalado diversos retablos, tallas, relieves y pinturas de gran interés
Entre las reliquias hay una variedad extraordinaria y curiosa. Nombraremos alguna de ellas: las herraduras del caballo de Santiago, que habría recogido Diego López II de Haro en la batalla de las Navas de Tolosa y entregado a su hermana la beata Doña Urraca; calaveras de algunas de las once mil vírgenes; untrozo de la cruz de Cristo; las reliquias de los mártires de Cardeña de 1609 y lareliquia de Santa Engracia de Zaragoza fechada en 1694.
Santo Domingo de Silos nació en este pueblo de Cañas.
